Bailar, sonreír, amar. Todo en nuestra vida circunda en derredor del lenguaje. Hábitos, deseos, esperanzas, aficiones; expresarlos mantiene vivos nuestros cuerpos, nuestras almas; nos dan historia, sentido, dirección. Y abrazado por el lenguaje, está la lengua, el más humano de los inventos: pensamiento en existencia.
Es así. Es la lengua nuestra gran diferencia con el resto del universo conocido. Y su forma, su metamorfosis, propició nuestra evolución, permitió las civilizaciones, los sistemas consensuados de expresión: la escritura, los códices, la religión, la matemática, los cantos, los poemas, la épica, las novelas, el ensayo, los discursos… la política.
Sí. La humanidad ha sido lenguaje y lengua.
Y por supuesto, la política, también lo es.
El discurso: máximo lenguaje político
En El Equipo de Campaña abrimos un espacio muy especial para desmenuzar el lenguaje político en su forma más común y, asimismo, fundamental, apasionante y trascendental: la discursiva. ¿Cuál es nuestro propósito? Ser tu guía, tus analistas predilectos. Ser aquellos que lleven tus sentidos y consciencia a navegar por el mar inextricable de las palabras, el lenguaje corporal, la persuasión, la elocuencia, la retórica, la seducción. Ser aquellos que descubran para ti, los secretos de un talento fantástico, vital, endrogante: el talento de ser líder.
¿Por qué hay campañas y discursos políticos que marcaron la historia? ¿De qué manera un ser humano es capaz de instalarse en el imaginario colectivo y pervivir en la inmortalidad de una frase contundente, de un ademán alucinante? ¿Qué hacen distintos a aquellas figuras políticas, a aquellos textos que cubren con su imponente sombra la palidez de los informes de gobierno actuales? ¿Cuáles son los atributos que a pesar de todo mantienen vivo un diálogo convaleciente entre la población y los políticos? ¿Cómo interpretar el pasado para potenciar el ahora y evolucionar la política desde su lenguaje más primigenio y distintivo?

Cristina Fernández. Inauguración de la Asamblea Legislativa 2012
Hablemos claro: el discurso político no puede ser simplemente aquella exposición oral proferida por un líder bajo un entorno institucional ni la simple sucesión de argumentos en forma de frases bien redactadas —cuántas no clichés— para sostener y prodigar una postura, buscar electores o batir adversarios de profesión: un llano elemento protocolario.
Para los románticos de este oficio, el discurso político representa el resultado de un fuerte ejercicio estratégico, la pronunciación de una imagen planificada, de un inmutable concepto de campaña, de un contexto particular, de grandes emociones y esperanzas que pretenden ser compartidas y aprovechadas para ganar una elección crucial o incrementar la legitimidad de cualquier proyecto en curso: propósitos que tras de sí, llevan el trabajo de grandes consultores, estrategas, redactores, diseñadores, especialistas en medios, en imagen; miembros de partido y bienechores, así como una innumerable cantidad de gente común y valiosa.
El discurso político no puede ser tan simple porque la simplicidad en la política, no existe.

Martin Luther King Jr.
¿Qué amante o estudioso de la cultura política puede reducir y demeritar el significado del discurso político para la construcción de las sociedades incluso para la formulación de la agenda noticiosa de cada día? ¿Qué nivel de simplicidad podría hallarse en los speeches hoy históricos de Nelson Mandela, Winston Churchill, Martin Luther King Jr., Fidel Castro, Luis Donaldo Colosio, Barack Obama?...
Un solo discurso político es capaz de encumbrar a las figuras políticas y determinar el devenir de una nación reescribiendo la biografía sus sociedades. Por ello este deseo de nuestro equipo de despertar la consciencia de nuestros clientes y futuros dirigentes de una comunidad global que necesita líderes preparados, valientes, diferentes, apasionados, esperanzadores, propositivos, convincentes, motivadores. Hombres y mujeres verdaderamente comprometidos con la trascendencia social que esta profesión les demanda.

Fidel Castro. Universidad de La Habana, 1960
En este nuevo apartado temático de nuestro blog, el propósito fundamental será realizar un análisis contextual, lingüístico, de imagen y de resultados (o consecuencias) relativo a cada uno de los discursos que elijamos compartirte. Dicho de otra manera, nuestro objetivo principal es ofrecerte un panorama crítico que te permita imaginar tu propia obra de arte a partir de lo que consideramos benéfico y perjudicial sobre cada discurso político.
Por estas razones comenzamos este post hablando del lenguaje, de la lengua, conceptos hermanados que facultan nuestro desarrollo como individuos y como sociedad, pues la política, el ejercicio del poder, también tiene su propio lenguaje, su propia lengua y el discurso político, es el mejor ejemplo. Observarlo, estudiarlo, degustarlo, permite comprender la historia y actualidad políticas, sociales, económicas; el porqué a pesar del transcurso de decenios y siglos, esta profesión continúa vigente en un mundo convulso que la rechaza y necesita a un solo tiempo...
Bien. Es momento de concluir.
Así es. Esto ha sido sólo una breve introducción.
¿Necesaria? Por supuesto. Siempre ayuda poner en contexto cada una de las cosas importantes que deseas platicar a tus interlocutores. Generar expectativa, hambre de saber más. Pues bien: aquí la tienes. Esperamos que con el aumento de nuestras publicaciones pronto encuentres esa inspiración y conocimientos que te lleven lejos, que nos lleven juntos a ganar tu próxima campaña.
Desde hoy, un nuevo post aguarda por ti.
Celebremos la política inteligente, creativa, expresiva, responsable, conmovedora, inspiradora.
Así es El Equipo.
Es nuestro lenguaje… es nuestra lengua.
¡Hasta pronto!

Barack Obama, 2008