En el próximo proceso electoral 2016, se presentan dos factores que provocarán elecciones muy competidas: la percepción de resentimiento social hacia la clase política y el afianzamiento de los candidatos independientes.
Ambos factores están íntimamente ligados dado que elementos como la reforma energética, la reforma fiscal, los grandes casos de corrupción o conflicto de intereses como el de la casa blanca, así como la creciente inseguridad caracterizada por casos como la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, han sido aprovechados por diversos grupos y actores para sembrar el descontento a través de las redes sociales y lograr que éste se convierta en enojo y resentimiento hacia la clase política y gobernante de México.
Lo anterior, por lo tanto, ha forzado a la ciudadanía a buscar esperanzas en opciones radicalmente diferentes a las ofrecidas por la política tradicional, lo que ha sentado las bases para el surgimiento de candidatos independientes (casos emblemáticos: Jaime Rodriguez en Nuevo León y Manuel Clouthier en Sinaloa).

Encuesta del periódico 'Reforma'. Septiembre de 2015.
Sin embargo, tanto el origen del resentimiento social como los beneficios que distinguen a algunos candidatos independientes podrían ser sólo espejismos.
En el primer caso, aunque es innegable la existencia de casos de corrupción en todos los niveles de la administración pública de los tres ordenes de gobierno, la realidad es que el escenario no es catastrófico y la gestión general del Estado aún se desarrolla en condiciones aceptables de gobernabilidad.
En materia económica, nuestro país hace frente a los embates del escenario económico mundial, y aunque el panorama frente al dólar americano no es el ideal, en este rubro existen medidas que están bajo nuestro control y que nos permitirán resistir en la espera un repunte de nuestra moneda.
El desarrollo energético sí se vislumbra sujeto a la evolución del escenario internacional, y por ello representa uno de los más importantes desafíos para las próximas generaciones de políticos y ciudadanos; un tema que debe tratarse con delicadeza con miras al escenario político de 2018.
La seguridad de los mexicanos –por otra parte– es uno de los grandes problemas en el que la relación gobierno-clase política-ciudadanos es fundamental. Al respecto, es necesario establecer políticas incluyentes en la que todos los actores sean corresponsables, pasando del “cómo no” al “cómo sí” hacer las cosas y perseguir, ante todo, la obtención de resultados.
Ahora bien, en el caso de los candidatos independientes resulta fundamental que los ciudadanos comprendamos que el término “independiente” no necesariamente significa capaz, probo y honorable. “Independiente” no significa diferente o mejor capacitado que un candidato adherido a un partido político. “Independiente” tampoco implica que el candidato estará rodeado de personas honestas y con conocimientos en el arte de la política y el gobierno.
Un candidato independiente significa un actor con la capacidad de entender problemáticas, de escuchar objetivamente a la población a través de organizaciones de la sociedad civil y de “ciudadanos a pie”.
Independiente, como candidato de un partido político, significa visión estratégica y decisión política materializadas en la creación de instituciones resistentes, el fortalecimiento de la gobernanza y la garantia de gobernabilidad.
Así, para hacer frente al escenario electoral 2016, todos los actores deberán contar con estrategias que cierren la brecha entre los ciudadanos y la clase política, tratando de recuperar la confianza y admiración por parte de la ciudadanía, a través de propuestas viables que den respuesta contundente a las legítimas demandas de los ciudadanos y apacigüen el resentimiento social.

Boleta electoral anulada en el proceso electoral de 2015.
Los trabajos para reparar la grieta que separa a la clase política-gobernante de los ciudadanos, deben comenzar con las propuestas que los candidatos presenten a sus potenciales gobernados durante la campaña electoral.
Siguiendo este orden de ideas, se vuelve necesario contar con especialistas encargados del análisis e interpretación de elementos de juicio que ayuden a que cada candidato establezca estrategias de campaña acordes a lo que la ciudadanía espera obtener de un futuro líder social.
Lo anterior abonará a mostrarse como un factor de cambio, con o sin el calificativo de “independiente”
La sociedad mexicana está lista para una nueva generación de políticos para este próximo junio de 2016. De la clase política depende presentar una nueva generación al electorado que redima el oficio del poder.