Una buena marca genera confianza y sentido de pertenencia, identificación y diferenciación. Es la concentración de atributos que hacen que los ciudadanos se alineen con un líder, una causa o un partido sobre los otros.
Aquello que más atrae es lo que se diferencia del resto. Por esto la imagen de los políticos debe trabajarse para generar memorabilidad, reconocimiento y elegibilidad. Diferenciarse es importante, ser reconocido es crucial. No tener identidad propia, puede ser fatal.
Se debe buscar una identidad única, bien marcada, capaz de comunicar, seducir, conectar, generar compromiso y fidelidad.